martes, 22 de marzo de 2011

REMEMBRANZAS TODAVÍA MOZAS


Puestos a echar la vista un tanto atrás, serían miles y miles los recuerdos de aquellos años, claro, que afluirían al presente; pero, a bote pronto y conectando este post con uno anterior de este mismo estilo…  
….Y las batidas cuando chavales en busca de nidos de pájaro, de los del campo y también de los que anidaban en los tejados de las casas (a “aprender nidos”, decíamos). O sea, que no los dejábamos en paz en ninguna época del año, porque cuando no anidaban los buscábamos en los plantíos donde se recogían al anochecer, y allí ejercíamos nuestra puntería con aquel tirachinas, casero también, que todos nos procurábamos por si “las moscas” y que llevábamos siempre en nuestro bolso del pantalón, muy cerca, por si la ocasión lo requería…
Y las salidas al río o a los arroyos próximos al pueblo para practicar el noble arte de la pesca con aquellos artilugios (cañas los llamábamos también) que nosotros mismos nos fabricábamos con cuatro cosas que teníamos a mano y que querían parecerse un tanto a las cañas de las de verdad, las que se compraban en los comercios de Saldaña los martes. Lo mismo pasaba con los reteles en la época de los cangrejos… Y, ¡qué fardeladas de cangrejos que nos llevábamos a casa!, en ocasiones.
Y el ser a todas luces, cuando chavales, los “amos” de la calle prácticamente cada día.  Pues en ella pasábamos la mayor parte de las horas, entretenidos en mil y un juegos diferentes: al balón, a la peonza, al pincho, al escondite, a la “malla”, al pañuelo, a la teja, al corro, al castro….  O quedando con alguno de los amigos para dar un buen susto a las ranas de la charca cercana a la Escuela, que cada día nos aturdían con su incesante croar. O descubriendo hasta el más recóndito de los lugares del pueblo donde poder esconder algunos de nuestros “tesoros” conquistados en el día.  O planeando con tres o cuatro amigos la aventura del día siguiente…
Y… creciendo cada día a la vida, y teniendo que asumir cada vez más responsabilidades….  Haciéndonos “mayores”, en definitiva, y teniendo que tomar decisiones importantes para nuestro futuro próximo que, con sus más y sus menos, nos han conducido hasta estos días de ahora.
                                                                                     JAVIER

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien traídos al presente estos recuerdos del ayer, no excesivamente lejano todavía, y comunes en nuestros pueblos. No sé por qué será, pero dicen que los recuerdos de la niñez son los que más y mejor se recuerdan. Y es que, cómo olvidarlos: ¡éramos tan felices en aquellos años!, aunque fuera con las pocas cosas que en realidad teníamos a nuestro alrededor: no había tele, ni ordenadores, ni juegos electrónicos, ni mp3, ni móviles y apenas alguna que otra radio familiar. Pero era lo que había y en nuestro pequeño círculo de amigos éramos felices con aquellas pocas cosas. Y, a pesar de todo… conseguimos subsistir…