FELIZ SAN ANDRÉS PARA TODOS.
Quintanilla de Onsoña
viernes, 29 de noviembre de 2024
jueves, 31 de octubre de 2024
sábado, 12 de octubre de 2024
Las marcas del tiempo
En aquellos años de cuando chaval en el pueblo, no había momento del día casi –salvo
cuando estábamos en la escuela- en el que las calles no estuviesen ocupadas por algunos
de nosotros, concentrados en el desarrollo efectivo de nuestros juegos, y alegres y
risueños por demás; como expresando a todas luces que en aquel entonces éramos
completamente felices.
Y, en efecto, lo éramos ejecutando los distintos juegos que, por la edad, nos
correspondía; dependiendo un poco del tiempo del calendario y otro poco de la moda del
momento o de la ocurrencia de alguien del grupo. Eso sí, si el grupo se decidía por un
determinado juego, cada día íbamos apareciendo cada uno de nosotros con el instrumento
o el útil necesario para el juego: la peonza, el pincho de madera, la cuerda, la chapa o el
platillo, los cromos, etc., etc.
Y claro, en todos nuestros juegos tenía una importancia primordial el fútbol. Por lo que
dedicar un tiempo razonable cada día a la práctica de este deporte era algo de obligado
cumplimiento para todos nosotros. Dependiendo en ocasiones, eso sí, de la buena
disposición que tuviese en un determinado momento el que era el propietario del balón,
de si le soltaba o no cuando al resto nos apetecía jugar un partido de fútbol.
Los días se nos hacían siempre excesivamente cortos para tantas actividades como
queríamos realizar a lo largo de sus horas. Y andar siempre de acá para allá, ocupados en
decenas de juegos era nuestra máxima diaria; por lo que tan pronto se nos podía ver en
una zona del pueblo, como al minuto siguiente haber desaparecido de ella para poder
desarrollar nuestro siguiente juego en la parte opuesta del mismo.
Aunque no por ello, ocurría que no estuviésemos atentos también a lo que de novedad
ocurría en sus calles. Por ejemplo, de si llegaba algún vehículo – tipo coche, camión,
motocicleta- que no fuese de allí; por lo que, de inmediato, nos picaba la curiosidad y
corríamos detrás de él para saber dónde se detenía y cuál era el motivo que le traía
hasta allí.
Igual que pasaba con los vehículos ya habituales, los que suministraban al pueblo el pan, la
carne, el pescado o la fruta. Convirtiéndonos a veces, ya que pasábamos por allí, en
verdaderos pregoneros de la mercancía para el resto de los vecinos.
En este aspecto, siempre nos sorprendía a los chavales la llegada al pueblo con una cierta
regularidad de una furgoneta repleta de productos de alimentación que podían formar la
cesta de la compra de aquel entonces; siendo, además, portadora de otra serie de
utensilios o útiles para la casa de utilidad también necesaria. Y que, al comprobar cómo
la furgoneta llevaba siempre en su interior todo lo más imprescindible que las familias
pudiesen necesitar para el día a día, convinimos en bautizar al propietario de la misma
con este cariñoso apelativo: “el Arca de Noé”.
Y es que, lo mirases por donde lo mirases, llevaba consigo siempre un poco de todo lo que
en aquel entonces te pudieses imaginar. Porque cualquier cosa que se le pidiese, allí
aparecía con ella frente a la gente después de revolver algunos instantes en el interior
de la furgoneta. Por lo que con ese cariñoso apodo se quedaría para el resto del tiempo.
Otra de las personas que habitualmente llegaba al pueblo con una cierta asiduidad y un
tanto curiosa también, era “el afilador”. Y la verdad que, en este caso, los chavales no le
profesábamos especial cariño; e incluso nos podía llegar a producir un cierto miedo por
momentos. Porque su aspecto físico era ya un tanto extravagante; mostrándonos
también por su parte muy poca empatía para con nosotros; y hasta un acusado mal genio,
unido a su potente voz, que nos asustaba a veces.
Si a todo ello le unimos que el artilugio con el que se hacía acompañar para ejercer su
profesión de afilador resultaba ya un tanto extraño de entrada, y que cuando lo ponía en
funcionamiento saltaban al exterior un montón de chispas debido a la fricción del
utensilio a afilar con la piedra, el rechazo a su figura alcanzaba su grado máximo.
Momento en el que su voz retumbaba con más fuerza si cabe al indicarnos, enfadado, que
nos alejásemos de allí para que las chispas no nos alcanzasen.
Y claro, el hecho de que siempre apareciese pertrechado de un gran paraguas negro
entre sus pertenencias, no importaba la época del año que fuese, nos inclinaba mucho más
a seguir mostrándole nuestro rechazo de manera casi general.
Y es que nuestras dotes de observación, para luego hacer nuestras propias componendas,
no parecían tener límite en aquellos años cuando chavales en el pueblo.
José Javier Terán.
jueves, 10 de octubre de 2024
Más de Uno Palencia 10/10/2024 "Especial ADRI Páramos y Valles"
Más de Uno Palencia 10/10/2024 "Especial ADRI Páramos y Valles"
En este enlace podéis escuchar el programa completo sobre ADRI Páramos y Valles desde el Ayuntamiento de La Serna.