martes, 1 de marzo de 2011

A MI PUEBLO “QUINTANILLA DE ONSOÑA”



El amanecer despierta al pueblo,
se desperezan las golondrinas,
las margaritas abren sus soles en la era.

El sol inunda los rincones
y las pocas ventanas con vida se abren.
Las calles vacías se desperezan.
El pueblo late con el corazón de los mayores,
con esa gente que conoce lo duro de la vida
y sabe apreciar lo importante.

Pero también esperan la llegada
de los niños en verano, el riego de alegría
y vitalidad que completa la vida del pueblo.
Este pueblo que es una oportunidad
de descubrir lo pequeño, lo sencillo,
de vivir la naturaleza y la libertad, lo auténtico.

Los grillos suenan por la tarde
mientras el sol se pone en el horizonte,
en el ancho mar del campo,
de las tierras de un pueblo de Castilla.
Naranjas, rojos, amarrillos, casi un arcoiris
acompaña al sol cuando se pone,
una puesta del sol maravillosa
en los mares de Castilla.

Pero los pueblos se están durmiendo.
Su gente mayor, se va y se nos va.
Quizás los que quedamos,
los que venimos detrás y
hemos disfrutado de su vida,
podamos mantenerlo vivo,
con un poco de esfuerzo,
es un reto de todos y para todos.
                                                                                    S.R.

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