sábado, 2 de abril de 2011

PROCESIÓN

Añadamos al magnífico y emocionante relato que hace Carmelo de esta procesión, esos “desgarradores cánticos” de los que habla, entonados por nuestras abuelas y madres y que, gracias a que todavía permanecen en la mente de algunas de ellas, a pesar del tiempo transcurrido, y con las lagunas que producen los años, podemos recordar hoy.
Según cuentan, en un principio sólo se cantaba el Miserere y más tarde, parece ser que “importado” de Valderrábano, llegó este Señor Mío Jesucristo que nosotros conocimos.
Espero que todo esto que estamos recordando en este Blog sirva para recoger la huella que han ido dejando nuestros antepasados. Y seamos nosotros aquí, y gracias a este medio, el eslabón en la cadena que une a los niños y jóvenes  de hoy con los que nos precedieron, que también fueron niños y jóvenes en una época difícil, en nada parecida a la que vivimos hoy.

SEÑOR MÍO JESUCRISTO

Señor mío Jesucristo
Sacramento del altar
Que en el cielo resplandece
Vuestra Santa Humanidad
Alabado para siempre.

Hoy se dispone Jesús,
El inocente Cordero,
Sólo para darnos luz
Lo cargan con  el madero
Tan pesado de la cruz.

Una soga a su garganta
Le echaron para tirar
Pero con violencia tanta
Que, para sentar la planta,
Apenas le da lugar.

1ª caída: Ya cayó, Qué desconsuelo!
Al salir de la ciudad
Y le levantan del suelo
Tirando de barba y pelo
Con fiera inhumanidad.

Y su delicada frente,
Si con atención la miras,
Verás que está lastimada
Con 72 espinas
que la tienen traspasada


Sus ojos eran dos fuentes
Y los tiene tan demacrados
Que de sangre son dos ríos,
No es mucho que estén
Morados, turbados y entristecidos.

Y su boca la tiene
Tapada con un pañuelo
Que a su madre no llamare
Cuando iban a prenderle
Para en la cruz enclavarle.

Cayó por segunda vez
Y al quererse levantar
Cayó para más penar,
En el suelo con  la boca
De recio que vino a dar

Si le miras al costado,
Mírale con atención
La lanzada que le han dado
Al lado del corazón
Nuestras culpas y pecados.

Si le miras a las manos
Bien puedes considerar
Que, a Cristo por los humanos,
Le vinieron a quitar
La vida entre duros clavos.

Si le miras a los pies
Verás dos llagas
Que al alma le dan salud
Y después triunfan con ramos
Sólo por ser Dios quien es.

3ª caída: Y todos allí gritaron
¡Muera el embustero, muera!
Y con indignación fiera
Del suelo le levantaron.

Y parado el mundo entero
Asombrado les miraba
Y con un llanto tan fiero
 A su Dios muerto miraban
Al pie del Santo Madero.

Iba llorando María
Camino del monte Santo
Y un  rojo clavel nacía
Donde quiera que caía
Una gota de su llanto

Estrellitas de los cielos
Venid a calmar los duelos
De la dulce Madre mía.
Ella nos da la alegría
Y ella nos dará el consuelo.

Estos versos tan desgarradores se complementaban con un Miserere que cantaban, entre cada estrofa, el Sacerdote y el Sacristán, por lo que había cántico suficiente para que la procesión diera la vuelta al pueblo, y cuyo recorrido todos conocéis.
                                                                           RAQUEL

2 comentarios:

Consuelo dijo...

Raquel. Veo últimamente todo cuanto se escribe o publica en este blog. Es emocionante. Cuando este "Señor mío Jesucristo" se cantaba, yo era muy niña y recuerdo haberlo cantado en la procesión, aunque en mi memoria sólo quedaba alguna estrofa. Ahora vuelvo a recordarlo gracias a tí y a las mayores que te hayan ayudado en su recopilación. Muy bien, que no se olvide el pasado y que nunca falten personas como vosotros para recordarlo. Un abrazo. Consuelo.

Concha dijo...

Yo también recuerdo esta procesión y el frío que hacía en la calle y en la iglesia. A mí me impresionaba bastante todo esto y también los demás actos de la Semana Santa. Hace unos días expliqué y dibujé, a mis alumnos, lo que eran las carracas y las matracas y qué sentido tenían. Muy pocos habían oído hablar de ellas.
Tambien recuerdo el buen ambiente que había cuando jugaban a la nita.