jueves, 26 de septiembre de 2019

Campesino de mi tierra…


             
El sábado de las fiestas ,Consuelo nos deleito con la lectura de algunos de sus poemas.Aquí teneis alguno de ellos para que los recordéis los que estuvisteis presentes y para que los conozcáis los que no tuvisteis esa suerte.





Campesino de mi tierra…


 (Poema en honor a mi padre y a todos los labradores de Castilla. Año 1967)                                                             
   
     Campesino de cien años que en la montaña te sientas,
esculpiendo el horizonte y dando paz a tus venas…

Veo tus cansadas manos, llenas de amor, sin pereza,
que cuantos más años pasan, más aumenta su firmeza.
Y… es que al hombre le hace el tiempo, y con él, el tiempo medra.

Campesino de mi tierra, de la castellana estepa,
gallardo, noble, valiente, ¡hombre de sana entereza!.
Piel tostada por el sol…

Solo tu cuerpo abatido, descansa de la faena.
Tu alma no está cansada, porque la tienes serena.
¡Es tan grande el horizonte! ¡Tan pequeñas las fronteras!,
que jamás le puso nadie veto a su paso por ellas.

     Todas las tierras son suyas, (aunque tenga una y pequeña).

Cuentan los seres vivientes, hazañas sin una guerra,
y… hasta los inertes cantan haciendo un alto en su siesta.
Sin asomo de excepción, hablan al sol de nobleza.

Y el hombre, ese campesino de piel tostada, morena,
viendo la armonía que existe entre otras cosas y aquellas,
a Dios le ofrece mil gracias y a todo el que las merezca.
Porque al vivir en el campo se contagia de pureza,
de armonía, de misterio, de dulzura y… de paciencia.

Aunque valora el progreso de las avanzadas ciencias,
a veces, se le oye hablar explicándole a una estrella:
“No le tengo envidia a nadie, puedo repartir grandeza”.



Otoño

¡Ay!, otoño…
Que nos sigues de prisa, despacio,
de cerca, de lejos…

Se otoñaron las sombras.
Se otoñaron las luces, los versos.

Se otoñó la memoria
a través del espejo.

Se otoñaron los ojos.
Se otoñaron los besos…

Se otoñó la palabra,
y en silencio, te quiero.



       
Mi guitarra  

Hoy llora mi  guitarra, mañana canta.
Se ha perdido en la noche, por la explanada.
No te aflijas, mi niño, de madrugada
cantará la guitarra, trinos al alba.

Hoy llora mi guitarra, mañana canta.
Es un espejo fresco donde se alcanza
a mirar desde lejos la mar en calma,
al sentir aires nuevos junto a la escarcha.

Hoy llora mi guitarra, mañana canta.
Porque el viento ha escuchado la voz del alma.
Del alma de los otros que ríe y canta,
como la vida misma, cual mi guitarra.
 

                                   Mª Consuelo Relea Bores



3 comentarios:

J. Javier Terán dijo...

Sentidos y muy apegados a la tierra, tus versos, Consuelo. Hablando de las personas cercanas, los campesinos, y su profesión mayoritaria: la agricultura. Abrazos.

Anónimo dijo...

Hola, es un homenaje poético a nuestros antepasados,
que se dejaron la piel en la tierra, para sacar a
sus familias adelante, en tiempos de subsistencia
básica, en una posguerra con miedos, sin dinero,
con cuatro tierras, trabajando de sol a sol, ah
y las mujeres, no se olvide,trabajando por dos...
Muchas gracias hermana.
Agustín Relea

Consuelo dijo...



Buena tarde para todos.

Gracias chicos, por vuestros comentarios.

Abrazos. Consuelo