sábado, 18 de febrero de 2012

Quintanilla de Onsoña en carnaval



    El insigne antropólogo Julio Caro Baroja (1914-1995) sostenía que el carnaval no se podía entender sin la Cuaresma (tiempo litúrgico de conversión, en el Cristianismo, y el tiempo que nos lleva a la Santa Pascua). 

    En Quintanilla, como en centenares y centenares de comunidades rurales, se celebraban y celebran  las carnestolendas con ganas de divertirse. Los antruidos, que son un recuerdo que está reviviendo en muchas localidades, eran rituales a favor de la fertilidad de los campos, consistentes en arar simuladamente las calles del pueblo (se decía que “se corría el antruido”). Las calles de la localidad eran testigos del desfile de la mojiganga con los personajes típicos del antruido (los zamarrones con los grandes cencerros, y muchos mozos vestidos con alamares esperpénticos y tiznados de carbón).

    Los antruidos eran inseparables de los jolgorios y petición de viandas que casa por casa se hacía en estas fechas, para luego comerlas en una gran juerga. 

                                             Por Carlos Pérez

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