Florencio no había nacido en Quintanilla pero se sentía, y le
sentíamos, como uno más del pueblo.
Cuidaba el pueblo, participaba de fiestas y celebraciones: Gracias
a él recuperamos el Viacrucis en Semana Santa. El último San Isidro acudió a la
merienda, junto con Emilia, con su cesta de mimbre .Le encantaba conservar las
tradiciones, tenía una gran colección de objetos antiguos que no tenía ningún problema en compartir con todo el
pueblo en las fiestas.
Fiestas en las que disfrutaba y en las que siempre estaba
dispuesto a colaborar ¡Que orgulloso llevaba
a uno de sus nietos en su bici en
la marcha cicloturista del verano!
Todos le echaremos de menos.
Nuestro más sentido pésame para Emilia y sus hijos Oscar y
Roberto.
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