Hubo un tiempo en nuestra
Comarca y alrededores, cuando las faenas del campo ocupaban la totalidad de los
meses del verano, que la llegada de las fechas en torno a la celebración de la
“Virgen del Valle”, representaba todo un hito en el día a día de las gentes de
aquel entonces de nuestros pueblos.
Fuese como fuese, la pausa
en las faenas agrícolas el 8 de septiembre era inevitable, obligada de todas
todas, para cumplir con una ancestral tradición muy arraigada en el entorno, y
partir como romeros a rendir homenaje y pleitesía a nuestra sin par “Virgen del
Valle”.
Desde siempre fue una gran
fiesta para la
Comarca. Máxime en
épocas pasadas, cuando la salida del pueblo para acercarse hasta Saldaña,
representaba para una gran mayoría de los habitantes de la zona, toda una
pequeña aventura que repetían cada año.
Todo lo que rodeaba las
Fiestas del Valle, se vivía en aquel entonces con verdadera emoción en olor de
multitudes: los preparativos del día anterior, el elegir el mejor traje para la
fiesta, el viaje hasta Saldaña, el llegar hasta la campa frente al Santuario,
la misa mayor frente a la
Patrona de la
Comarca , la subasta de los cuatro brazos de las andas de la Virgen , la procesión por
los alrededores, los cánticos y loas a la Virgen , el constante repicar de las campanas, los
puestos de almendras, la comida familiar en la pradera, las notas musicales de la Banda de Música de Saldaña…;
y luego en la Plaza ,
los Gigantes y los Cabezudos, los Carruseles para los más pequeños y el Toro de
Fuego, que metía el miedo en el cuerpo realmente.
Hoy, “los tiempos han
cambiado que es una barbaridad”, que cantaban en la “Verbena de la Paloma ”, y las Fiestas del
Valle se ven y se celebran de manera diferente, signo de los tiempos; pero en
el fondo, la tradición y la esencia se siguen manteniendo por encima de todo y
continúan convocando a las buenas gentes de la Comarca y de otros lugares
más lejanos a la Romería
de la “Virgen del Valle” cada 8 de septiembre.
Javier
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