jueves, 13 de noviembre de 2025

La fragua de Velillas



Desde que, de chavales en Velillas, nos hablaron del edificio concreto que en su día

había ocupado la fragua del pueblo; nosotros, al pasar a su lado, la mirábamos con un

cierto respeto y la veíamos tras aquellos zarzales que casi la envolvían con una marcada

precaución y hasta con un cierto miedo.


Y es que, cuando por allí pasábamos, más de uno de nosotros comentábamos al resto

que, en ocasiones, aún escuchábamos al herrero trabajando con el hierro en su interior.

Y sosteníamos que, de cuándo en cuándo, se escuchaba cómo el martillo golpeaba el

hierro con pequeños impactos que trascendían al exterior.


En cualquier caso, lo que sí era cierto es que algún tipo de embrujo oculto nos

transmitía a los chavales este sitio de la antigua fragua cuando junto a él pasábamos.

Aunque en estricta puridad resultaba que ninguno de nuestros mayores nos trasladaron

nunca historias de mal agüero o de sospechas dudosas sobre aquella casa, ahora medio

derruida y desdibujada su estructura entre aquellos grandes zarzales.


Sin embargo, en nuestros juegos por las calles del pueblo, raramente pasábamos a su

vera; y menos nos escondíamos cerca de ella durante el juego, no fueran a cumplirse de

pronto algunos de los presagios que manejábamos entre nosotros.


Pasaron los años y, al final, aquel edificio de una calle lateral de Velillas, que albergase

en tiempos la antigua fragua del pueblo, siguió para nosotros guardando un cierto

misterio; que todavía persiste hoy en nuestra memoria cuando echamos el pensamiento

hacia atrás y nos trasladamos hasta aquel entonces.



                                                                                                 José Javier Terán.




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