Es cierto que nuestros pueblos sobreviven como pueden cada vez con menos habitantes y que puedes pasear por el pueblo estos días de invierno y no encontrar a nadie a quien dar los buenos días. Pero llegan los fines de semana y los jóvenes llenan de vida las calles y las casas de los abuelos. Gracias ha ellos estas Navidades no solo no se han cerrado las casas de mas de unos abuelos, sino que algunos nietos han traído a padres y abuela a celebrar el fin de año en el pueblo, llenando la noche de pólvora , ruido y alegría que hace que el corazón de Quintanilla siga latiendo un poco mas.¿Hasta cuando? Los niños que llegan detrás de estos jóvenes y que quieren al pueblo tanto como ellos, quizás lo puedan alargar.
1 comentario:
Encomiable de verdad lo que se cuenta unas líneas más arriba sobre esa “pervivencia” de nuestros pueblos y, por supuesto, un ejemplo, éste de Quintanilla, a seguir en otros lugares. Así, es seguro que esa continuidad es fácil de mantener en el tiempo, a poco que los más pequeños continúen el camino en la misma dirección que sus mayores.
Saludos.
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