Mantener
la fauna está relacionado con mantener la presencia humana estable en zonas
rurales.
En
varias comarcas de Castilla y León, la reducción de la población en los pueblos
y el cambio en los modos de vida han ocasionado la lenta desaparición de
ciertas especies. La ONG ambiental SEO/BirdLife ha alertado sobre el impacto
que la despoblación rural tiene sobre la biodiversidad, en concreto sobre el
gorrión o pardal.
Esta
organización ha explicado que, con frecuencia, cuando el ser humano abandona un
espacio, estas aves siguen su camino aunque ha añadido que hay otros factores
que están contribuyendo a su declive. Entre ellos, la intensificación agraria,
que también puede derivar en menos gente en campo; y el uso de pesticidas. En
la ciudad, se suman cuestiones como la escasez de alimento, la contaminación
atmosférica o la ausencia de lugares de nidificación.
Así,
la ONG ha alertado de la situación que sufre tanto el gorrión común como el
molinero, una especie de menor tamaño y aspecto delicado. Ambas guardan una
estrecha relación con la actividad humana, hasta el punto de que anidan en
edificios y otras construcciones. Es en este punto donde afecta a varias
comarcas de la comunidad.
Los
cambios en los modos de vida y el abandono de los cultivos del cereal han
llevado a una progresiva disminución de esta especie en las últimas décadas, ya
que en su variada dieta uno de sus alimentos preferidos son los granos. Según
Birdlife, se trata de «un comensal directo del hombre y, por tanto, depende
estrechamente de nuestras actividades para sobrevivir; de manera que cuando un
pueblo es abandonado por sus habitantes humanos, los gorriones comunes no
tardan en desaparecer tras sus involuntarios benefactores».
Según
los datos del programa de seguimiento de aves comunes en primavera de
SEO/BirdLife, el gorrión común ha experimentado un declive global de su
población por encima del 15% desde 1998; mientras que el gorrión molinero presenta
una caída del 6%. Sin embargo, en otras dos especies de gorriones -chillón y
moruno-, las poblaciones han aumentado desde 1998 gracias a su expansión por
diferentes zonas de la península. En ambos casos, su dependencia de la
actividad humana es menor.
La
última de las cinco especies de gorriones que habitan la península ibérica es
el gorrión alpino, propio de cumbres montañosas donde existen neveros. Sin
embargo, el mayor riesgo para este último gorrión es otro. De todos, es el que
más afectado por el progresivo calentamiento del planeta debido al cambio
climático.
Cigüeñas
Otra
especie difícil que cada vez es más difícil de ver en varias comarcas de la
región es la cigüeña. Sin embargo, los más mayores recuerdan sus frecuentes
visitas para alimentarse en las charcas o las que surgían esporádicamente tras
épocas de lluvias, tras la crecida de los ríos o en zonas de regadío que ya no
se riegan.
SEO/Birdlife
recuerda que la cigüeña es una especie relativamente oportunista, con una
alimentación basada en saltamontes, escarabajos y lombrices, aunque en su dieta
se incluyen también roedores, culebras, lagartijas, ranas, peces y hasta pollos
de otras aves, además de una cierta cantidad de basura.
1 comentario:
Interesante aportación, que pone en relación la despoblación humana de los más pequeños núcleos y la merma de las aves, incluso su desaparición práctica en estos mismos lugares. Y es que ambas especies, la humana y las aves, siempre han tenido vida en común en los diferentes lugares.
Saludos.
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